lunes, 4 de marzo de 2013

Juguemos a las escondidas

Te propongo que juguemos un poco, juguemos a las escondidas.
Esconderemos nuestras tristezas, esconderemos nuestras penas, esconderemos nuestros miedos, esconderemos nuestra alegría, nuestro gozo, nuestras dichas, nuestros gustos "pecaminosos".

Puedes esconder tus penas, puedes esconder tus perversiones  puedes esconder lo más sucio de ti  esconderlo a los demás, pero hay alguien que cuando le mires a los ojos, penetrará en tu alma, te taladrará hasta el fondo de tu corazón, de tu mente, de tu espíritu.
Ese alguien se convertirá en tu mejor cómplice, o en tu peor enemigo, se aloja en la cercanía, y siempre esta vigilante de ti, te acosa indiscriminadamente, siguiéndote a donde quiera que vallas, sabiendo todo lo que haces.

Pesa mucho, pesa mucho enterarse de que alguien así está detrás tuyo, pesa tanto, que el solo pensar en su presencia, puede matarte, pero es perversamente gustoso tenerle cerca.

¿Ayuda?, no, yo te ayudaré, ni te buscaré, me quedaré viendo como él te tortura, como te acosa, divirtiéndome como tu acosador hace de las suyas atacándote indiscriminadamente.

Me hace tan feliz ver como te alcanza, como te acribillará con sus cuestionamientos, como te apuñala con sus miradas, y tu, ahí, sufriendo por lo que pasa, muriendo por negar lo evidente.

D.A.P. / Cevebe

No hay comentarios:

Publicar un comentario