jueves, 7 de noviembre de 2013

Embriagante persecución

¿Porqué me persigues? ¿Porqué no dejas de acosarme?
Puedo sentir como tus perros corren detrás mio, como tus ansias por destrozarme te consumen.
Siento tu áspero aliento diciéndome de manera cercana, diciéndome que vas a jugar con migo hasta que te hartes, describiéndome paso a paso como primero me azotarás contra las rocas como si fuera un costal de harina.
Puedo sentir como tus perversos deseos de verme llorar llenan tu espíritu y tu corazón.
Siento venir el peligro, así que corro lo más duro que puedo correr, corro a pesar del dolor de mis piernas, corro a pesar de que mi garganta se destroza, corro presa del pánico amenazante de morir.
Estás demente, no tienes razón, eres una persona sin juicio ni moral, que solo quiere, las lagrimas ver rodar.
No, no, no, no puedo creer que estoy aquí, tratando de huir, de una presa dejar de ser, esforzándome, por sobrevivir.
Corro, trepo, brinco e imploro, hago todo lo que puedo para vivir, pero es tarde, se que aquí voy a morir.
Sin embargo, esto me produce gran placer, el sonreír, presa del miedo sin fin, me haces ser tan feliz.
Sí, sí, sí, amenázame más, quiero, tu presa ser, quiero que me caces sin tregua ni fin.
Mucho, me haces sufrir, y posiblemente, ya no voy a vivir; pero no me importa, no ya no, porque siento que lo gozo, y que de placer voy a reventar, sí, sí, sí, sí, dame todo, dame todo lo que tengas, para hacerme llorar, y piedad suplicar.
Solo tu, de miseria y de terror, me sabes hacer feliz.

D.A.P.

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