La serpiente dorada
Iba caminando por el campo cercano a la presa, me encontraba tranquilo observando el verdor del paisaje, sintiendo la brisa fresca, cuando de repente una serpiente ciega de tres ojos estiró su cabeza desde un árbol de mezquite cercano y me digo:-"Hey, tu, ¿Me podrías ayudar a llegar a mi nido? extraño mucho a mis huevos, una zorra azul me a perseguido y no se donde e quedado".
Lo pensé brevemente, pero al final asentí ayudarla a llegar a su nido, después de todo, sus huevos corrían peligro estando solos.
-Dígame señora, ¿Cómo puedo ayudarle a llegar a su casa?
-Eso es muy fácil, vivo justo debajo de una piedra de tepetate, la cual esta en un pequeño despeñadero, hay árboles encima de este, y cercas hay mucha agua.
Yo conocía ese lugar, era justo en la parte trasera de la presa, y no se encontraba lejos de ahí, claro, para un humano era cuestión de pasos, pero para una serpiente tan pequeña y ciega, seguramente debía ser mucho camino.
Se subió a mi cuello, envolviéndolo suavemente, y así partimos hacia su hogar. En el camino le pregunté como era posible que viera, si era ciega.
-Verás, no puedo ver, pero si sentir, siento el aire a mi alrededor, siento la tierra y todo lo que por ella pasa, puedo sentir las ondas de calor de los seres vivos, y las ondas eléctricas de los pensamientos de estos.
-¿Y como fue posible que una zorra azul la sorprendiese?
-Verás, las zorras azules son fantasmales, carecen de calor, y casi no alteran la tierra por la que pasan, sus ondas son muy leves, así que solo puedo confiar en el viento y el aroma cuando se acercan, si no fuese por eso, ya me abría matado.
-Pero, sí son fantasmas.
-Sí, pero un fantasma puede matarte, y si lo desea y tiene la oportunidad, lo hará sin pensárselo dos veces, les fascina hacerlo.
Al llegar a su nido, la baje a la tierra, y enguanto tocó esta se convirtió en una enorme boa dorada con ojos brillantes cuales diamantes, se volvió hacia mí, y me dijo: "Ahora que as visto como soy, deberé matarte".
Ella intentó devorarme, pero yo corrí lejos, y no pudo alcanzarme, era extraño, yo jamás había corrido tan rápido...
D.A.P.
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